jueves, 24 de febrero de 2011

No vive ya nadie... (Por César Vallejo)

—No vive ya nadie en la casa —me dices—; todos se han ido. La sala, el dormitorio, el patio, yacen despoblados. Nadie ya queda, pues que todos han partido.

Y yo te digo: Cuando alguien se va, alguien queda. El punto por donde pasó un hombre, ya no está solo. Únicamente está solo, de soledad humana, el lugar por donde ningún hombre ha pasado. Las casas nuevas están más muertas que las viejas, por que sus muros son de piedra o de acero, pero no de hombres. Una casa viene al mundo, no cuando la acaban de edificar, sino cuando empiezan a habitarla. Una casa vive únicamente de hombres, como una tumba. De aquí esa irresistible semejanza que hay entre una casa y una tumba. Sólo que la casa se nutre de la vida del hombre, mientras que la tumba se nutre de la muerte del hombre. Por eso la primera está de pie, mientras que la segunda está tendida.

Todos han partido de la casa, en realidad, pero todos se han quedado en verdad. Y no es el recuerdo de ellos lo que queda, sino ellos mismos. Y no es tampoco que ellos queden en la casa, sino que continúan por la casa. Las funciones y los actos se van de la casa en tren o en avión o a caballo, a pie o arrastrándose. Lo que continúa en la casa es el órgano, el agente en gerundio y en circulo. Los pasos se han ido, los besos, los perdones, los crímenes. Lo que continúa en la casa es el pie, los labios, los ojos, el corazón. Las negaciones y las afirmaciones, el bien y el mal, se han dispersado. Lo que continua en la casa, es el sujeto del acto.

domingo, 30 de enero de 2011

Tempus edax rerum

Antes escribía tanto. Escribía por todo, por nada, por amor, por deseo, por rabia, impotencia o temor. Por odio. Escribía, sí.
Tengo meses con Ale. Meses y no he escrito más que algunas palabras por día.
"Era una noche fría. Fría y sin nubes. Luego de unos segundos finalmente cogí el último cigarro de la cajetilla y me lo llevé a la boca, saboreando con la punta de mi lengua el tabaco que pasa a través del filtro. “No vuelvo a comprar otra” me repetí por quinta vez esa semana mientras estrujaba el cartón rojiblanco tan fuerte entre mis dedos que creí que podría haberlo hecho polvo."
Qué original la primera oración. Lo primero que pienso es en Snoopy: "Era una noche oscura y tormentosa". Línea inicial en 1830 de una novela de Edward Bulwer-Lytton. Así que es cierto lo de Jung; todos nacemos originales y morimos copias.
¿Cuándo fue 'antes'? ¿Hace cuánto? Ayer no fue antes. Newton decía que el tiempo fluía, que se podía navegar. Kant decía que el tiempo, al igual que el espacio y los números, era parte de una estructura mental, por tanto no fluía y no era medible. ¡Qué tal!
Me uno a Kant. Por lo menos en este período de tiempo mientras no podamos navegarlo o medirlo. Alguien más que no recuerdo, pero que Sagan citó, dijo que en realidad sí somos viajeros del tiempo, que de hecho estamos navegando en este momento sobre sus olas, pero siempre hacia adelante. No seremos salmones, entonces. No por un tiempo, valga el chiste, que entenderán los átomos de Cesio.
Pero divago. Antes. ¿Cuándo fue? ¿Ya no tengo nada entre pecho y espalda? Estrés, edad. He visto viejos estresados que escriben, y escriben del carajo. Si tan sólo supiera cuándo fue antes. Pero sigo empeñado en respaldar a Kant. Si le hiciera barra a Einstein o Newton seguro que ya lo hubiese ubicado.
¿Qué me impulsaba que ya no lo hace? Puede que sea lo contrario. Quizá el tiempo que devora todo me arrastró a la orilla de la expresión. Ahora como soy más expresivo necesito menos mis dedos y más mi boca... Suena forzado, me di cuenta.
¿Necesitamos secretos y depresión para ser creativos? ¿Hay creativos felices? A mi mente llegan muchos artistas y artesanos, excelentes y maravillosos... Y deprimidos... Muy deprimidos todos. Suicidas, homicidas, esquizoides. Los felices como que terminan siendo Ken y Barbie (marcas MUY registradas, derechos a Mattel).
¿Quién quiero ser? ¿Ken o Kant?
Listo, eso va para mi perfil de Facebook.